lunes, 12 de julio de 2010

11 de julio de 2010

Nací en el 74, no recuerdo por tanto el mundial del 78, Cardeñosa era para mí un jugador del Betis, si no recuerdo mal, que salía en mis colecciones de cromos. En el 82 tenía 8 añitos, y realmente creía que podíamos ganar un mundial, pero nos quedamos en casa, esta vez no tuvimos ni que viajar, a las mínimas de cambio. Pero era niño y seguía soñando, seguía creyendo que podíamos ganar un mundial. En el 84 vivimos lo de Malta, la eurocopa, el gol de Maceda, la cantada de Arconada, pero... ¿por qué no podíamos ganar un mundial? la esperanza, la fe, la ilusión del infante no entiende de lógicas futboleras, no entiende que cuando España jugaba contra Alemania, Italia,Francia o Argentina nos empequeñeciamos, nos humillaban solo con saltar al campo. Vas creciendo y en el 86, con 12 años, Eloy Olaya empezó a cambiar mi sueño, empezó a enseñarme la realidad, que tal vez era un sueño demasiado inalcanzable. Te haces mayor y con 16 años Tassotti y Sandor Puhl me convencieron definitivamente, esto es demasiado grande, aspiramos a demasiado. Cuando salimos al campo y vemos las estrellitas que llenan las camisetas de nuestros rivales solo podemos rendirnos y pensar que a lo máximo que podemos aspirar es a pasar de cuartos y repetir aquel cuarto puesto que conseguimos en la prehistoria del fútbol. En el 2002 mirabas el palmarés y descubres que Hungría, Checoslovaquia, Austria, Portugal, USA, Chile, Turquía, Serbia, Rusia, Bulgaria, Belgica o Corea del Sur tienen igual o mejor palmarés que España en un Mundial.
Ya no eres un niño, te planteas cosas ¿habremos escogido mal el deporte nacional? Ves como en balonmano, en hockey, en waterpolo, en baloncesto se consiguen cosas y en fútbol sigue todo igual.
Ya lo tienes claro, siempre somos favoritos y siempre palmamos, tenemos asumido el jugamos como nunca perdimos como siempre, somos adultos, aceptamos nuestro destino con resignación.
Y de repente algo cambia, pero ¿qué pasa? ¿por qué pasa? Soy de los que piensa que la selección española de baloncesto tiene algo o mucho que ver en todo esto. En 2006 un grupo de 12 AMIGOS se va a China y hace realidad el "estamos aplastando a Yugoslavia por 20 puntos arriba", todos lo vemos, en ese grupo no hay jefes hay lideres, es un matiz importante, no hay uno o dos que manden hay uno o dos que lideran un grupo, no hay, en terminos "fuboleros", los amos de las camisetas. Todos son imprescindibles para todos, son un grupo de gente que ante todo y sobre todo quiere divertirse y la única manera que conocen de divertirse es ganar, y para ganar no vale solo con jugar bien, hay que ser piña, hay que pensar en el colectivo. Entienden que el lider es importante , que Gasol es importante, pero se aplasta a Grecia en una final de mundial sin Gasol.
Estoy convencido de que alguien en la RFEF lo entendió y copió el modelo. Vino Luis y pese a que muchos no lo entendimos, me incluyo, en un momento concreto se cargo a los jefes, mató a los amos de las camisetas y empezó a crear un grupo de gente joven y no tan joven con ganas, con hambre de ganar y sobre todo con ese mucho de ilusión infantil, de fe, de creer que esos tíos altos con estrellas en la camiseta no son mejores que nosotros.
A esos tíos, copia o no del modelo ÑBA, se las traía al pairo que el 22 de junio del 2008 estuviera delante Italia con sus estrellas, la última pegada hacía dos años, en la camiseta . Nosotros eramos adultos, conocíamos la supuesta realidad, sabíamos que lo que pasa en el balonmano o en el baloncesto no se puede extrapolar al fútbol.
Esto es lo que todos pensábamos, y el que diga que no, o miente o aun tenía un poco de infancia guardada en su corazón.
Por fin pasamos de cuartos, por fin la historia daba un giro. Pero era una Eurocopa y ya habíamos ganado una en el neoceno del fútbol y jugado una final en el 84. Cuando llegue el mundial volverá la realidad, seguro.
Y llego el mundial, y volvimos a ser niños a ratos, volvimos a pensar que tal vez esta vez, pero constantemente el adulto que llevamos por fuera nos enseñaba que la meta era pasar los cuartos, que con eso ya está conseguido, que con ser terceros nos podemos dar con un canto en los dientes. Que la ilusión de la infancia tiene que dar paso a la realidad del adulto ¿cuantas veces más quieres quedarte con la cara de gilipollas? No seas ingenuo, no se puede soñar con algo inalcanzable.
De repente, el 3 de julio lo conseguimos, por fin pasamos de cuartos y el 7 de julio tocaba seguir soñando o despertar.
El 7 de julio jugamos contra 3 estrellas, contra los alemanes a los que les quitamos la Euro y le acababan de meter cuatro a Inglaterra y otros cuatro a Argentina. Solo podíamos volver a la realidad, volver a sentirnos pequeñitos contra esos tíos tan grandes con sus mundiales y sus estrellas en la camiseta. Pero ese día fueron ellos los pequeños, fueron ellos los que salieron a especular, fueron ellos los que tenían miedo. Ese día empezamos realmente a GANAR UN MUNDIAL DE FUTBOL.
Ese 7 de julio cambiamos el jugamos como nunca, perdimos como siempre, por un jugamos como siempre y ganamos también como siempre.
El 11 de julio, 23 niños de corazón, 23 chavales que siempre creyeron que se podía hicieron lo que todos los mayores de 30 años pensabamos que ya nunca podríamos ver, para nosotros pasar de cuartos ya era un logro. El 11 de julio de 2010, 11 individuos jugaron la final de un mundial de fútbol sin acordarse de Cardeñosa, Tassotti, Eloy, Sandhor Puhl, Al-Ghandour, ni la madre que los parió. El 11 de julio esos tios simplemente sabían que eramos mejores y que la historia no siempre se repite.
Es curioso, o tal vez premonitorio, que nuestros delanteros en este mundial fueran un niño y un guaje, tal vez ahí radique nuestro secreto , tal vez por eso creyeran que si que se puede, porque esos 23 individuos llevan en su interior la ilusión de los millones de niños y guajes que un día fuimos.
El 11 de julio España jugó la final de un mundial... el resto es HISTORIA.