domingo, 6 de julio de 2014

Son así y tu no.

Llevo varios días dándole vueltas a esta entrada y no se muy bien como afrontarla. Aquí estoy, es domingo, son las diez de la noche y estoy en casa. Tengo un Pajaro Rojo a mi izquierda, el teclado del netbook enfrente y suena Johnny Cash. Es el momento.
¿Por dónde empiezo? ¿Por las montañas? ¿Por el río? ¿Por la gente? No lo se...se que desespera circular por la calle Uría a, prácticamente, cualquier hora del día. Esa pachorra, ese ir mirando a todos lados, esos quince mil pasos de cebra, esos coches que nunca pasan de segunda velocidad. Los odias. Los odias pero nunca tocas el claxon. Esa necesidad no existe allí. Es otro ritmo, es otro estilo, es diferente. Los amas. Y los amas porque llegaste a  entenderlos.
Conocí a muchos de allí y a la mayoría los conocí durante los últimos meses. Todos son diferentes pero todos tienen algo en común. Son de allí y además están orgullosos de serlo. Se saben diferentes, saben que tienen algo que les hace especiales. No mejores ni peores. Simplemente diferentes. Brutos pero nobles. Cultivados pero nobles. Sanos o insanos...pero nobles. Creo que ese podría ser su estereotipo. Sobre todo son eso, nobles. Como en todos los sitios hay de todo. Nunca creáis en los estereotipos, pero con la mayoría de los que andan por allí se cumple. Sean como sean, son nobles.
Prácticamente en cualquier sitio al que vayas comerás, beberás y te impresionará la calidad, el trato...la cantidad y sobre todo el precio. Verás paisajes que creías que solo existían en los picos de Europa. Sentirás el frío y el calor que genera el valle. Saborearás todas sus maravillas pero siempre tendrás que tener claro que no son tuyas. Que están hechas para que las degustes y disfrutes, que te las regalan con gusto. Pero no lo olvides... no eres de allí y nunca podrás serlo. Todo es siempre un espejismo pasajero. Algo que empieza el 1  de septiembre y acaba el 30 de junio. Y no lo digo como algo negativo ni despectivo, que nadie se haga mala sangre. Es algo que hay en el aire. Es un sueño. No puede ser tan bueno.
Hace poco comentaba con Pepín el del Blanco - Pepe, voy a ir al ayuntamiento a pedir la nacionalidad. Pero si tu ya eres de aquí - contestó. Lo agradecí. Casi hasta me emocionó. Porque  quiero ser de allí, quiero sentir como ellos sienten. Quiero ser  como ellos. Pero hay un pequeño escalón que nunca podré subir. No soy de allí. Yo no nací  y crecí de esa manera. No tengo ese ritmo. Puedo entenderlos. Puedo odiarlos y amarlos al mismo tiempo. Puedo incluso entender una milésima parte, Alejandra, cuando me explicas porque sois como sois. 
Puedo gritar mil veces viva el carmen, viva el arbolón, viva el vino, vivan sus bares, vivan sus personas y sus personajes, vivan los Pepes y las Carmen, viva Pablito Voladores, viva Mestas, viva hasta Chamorrín. Puedo gritar todo esto con el corazón y hasta que reviente la garganta. Puedo sentirme bienvenido y bien hallado siempre. Puedo querer pero nunca voy a poder. Porque nunca tendré la  nobleza del que nace en casa noble. Lo asumo, siempre seré plebeyo.*
Son así, son cangueses...y punto. Así todo siempre seguiré intentándolo. Por eso seguiré orgulloso de volver, de estar, de vivir y de querer ser...cangués. ¡Viva Cangas!







*Joder ¿Letizia  sentirá lo mismo?