jueves, 26 de abril de 2012

Enemigos públicos

Pues parece ser que eso somos, para algunos, los maestros y profesores interinos, al menos viendo lo que se escribe estos días en los foros sobre las noticias relacionadas con los posibles recortes en educación en lne.es o elcomercio.es. Pues ya ven, somos así de malotes los del gremio.
Como me es bastante difícil responder uno por uno a todos los que despotrican en dichos foros y, además, de poco me iba a servir cuando hablas con fundamentalistas de su propio ombligo, me he animado a hacerlo en general y a modo de entrada en este blog para aclarar algunos puntos que mucha gente parece no tener claros, y otros desconocen por completo, lo que parece no ser óbice para vomitar barbaridades en dichos foros.
Soy maestro interino desde 2009 y, a estas alturas, puedo asegurar que, si no todos, al menos un 99% de los maestros interinos de Asturias que ocupan una plaza vacante desde principio de curso en mi especialidad han aprobado su oposición. En mi caso concreto, y les aseguro que este es el de muchos, para poder acceder a estar el 330, sí el 330, de la lista de primaria tuve que sacar más de un 9 sobre 10 en las oposiciones de 2009. Tras dos años de experiencia escalé nada menos que hasta el puesto 310, ya que sin una experiencia de al menos 6 años era materialmente imposible obtener plaza como funcionario en prácticas.
Si les digo la verdad, muchos de los que nos critican tienen razón en algo, vivo bastante bien, no me quejo, tengo más vacaciones que muchos trabajadores de otros sectores y un sueldo digno, eso sí, no se crean que cobramos lo que muchos comentan por ahí. Tengo un Renault Clio de 9 años, la mitad de un 5º sin ascensor de 55 metros cuadrados en Gijón que es propiedad del banco hasta dentro de muchos años y me permito el gran lujo de ir de vacaciones una o incluso 2 veces al año, no creo diferenciarme mucho, salvo en las vacaciones, de cualquier otro trabajador. No creo, ni quiero, ser más que nadie, lo único que he hecho es estudiar una carrera que, siendo honestos, no es de las más difíciles (tal vez por ahí sí que deberían empezarse las reformas educativas) y preparar una oposición durante un año a una media de estudio de 6 o 7 horas diarias. Soy consciente que esto no me garantiza el puesto de trabajo, pero vamos, un poco de estabilidad igual debía dar. Así todo no me quejo, otros están peor que yo y al contrario que algunos de los que comentan me gustaría que esos que están peor estuvieran, al menos, igual que yo.
Antes de ser interino trabajé en diversos trabajos en empresas privadas donde les puedo asegurar que conocí a buenos trabajadores y a vagos redomados, exactamente igual que en el sector público. Y ahora me dirán que en la empresa privada a los vagos se les echa a la calle, pues que casualidad, en las que yo trabajé me echaron antes a mi alegando, por ejemplo, menos antigüedad, que a esos vagos redomados, cosas de nuestras maravillosas leyes laborales en las que en muchos convenios prevalece la antigüedad sobre la profesionalidad a la hora de hacer una reestructuración de plantilla.
También trabajé de comercial, soportando mofas de personas, tanto compañeros como clientes, que al enterarse de mi formación académica gozaban restregándome lo mucho que ganaban o lo bien que vivían sin ningún tipo de cualificación. Algunos, hoy en paro, son de los que abogan porque los que tienen trabajo en la administración pública también dejen de tenerlo. Es lo que tiene España, aquí todo el mundo quiere vivir mejor que nadie cuando las cosas van bien y cuando van mal dadas con que los demás estén más jodidos que uno vale. Así nos luce el pelo.
Estoy orgulloso de, dentro de mis posibilidades, mover la economía: consumo, salgo los fines de semana, me doy algún capricho, en definitiva, vivo. Cuando vuelva a estar en paro dejaré de hacerlo, como ya lo hice en 2008 cuando, ante mi situación personal, decidí arriesgar a preparar unas oposiciones que me permitirían vivir un poco más tranquilo. Ya ven, 3 años después me encuentro con que la fecha de caducidad de ese esfuerzo era 2012. Y lo que es más triste y me cabrea más, compruebo como a una parte de la sociedad, lejos de entristecerle que otros pierdan su trabajo parece que les congratula. Como yo estoy jodido que los demás lo estén más que yo, muy típico de nuestra España. Así nos luce el pelo. Creo que esto ya lo había dicho.
Aunque no lo crean no creo ser un vago que trabaja 5 horas diarias, como muchos piensan. Mientras sea interino tendré que hacer mil cursos de formación, muchos de ellos no gratuitos, preparar los estudios de EOI, adaptar mi formación a Bolonia, etc. Todo sin saber muy bien para que, ya que en muchas ocasiones todas esas formaciones ya las he adquirido por mi cuenta y lo único que necesito es el papel que certifique dichos estudios y que con un poco de suerte me de medio puntito para las próximas oposiciones que nadie sabe ni cuando, ni como van a ser. No me quejo, es parte de "mi trabajo" gracias a un sistema que nuestros políticos no están ni lo más mínimamente interesados en cambiar y que muchos ni conocen, véase el caso de Esperanza Aguirre, al decir públicamente que los interinos en educación estaban puestos a dedo, demostrando su desconocimiento total sobre los procesos de formación de las bolsas de empleo. Repito, y no me malinterpreten, que no me quejo, simplemente expongo algo que muchos no saben o no quieren saber. Si algún día llego a ser funcionario de carrera tendré que seguir formándome y haciendo cursos varios para poder optar a trabajar cerca de mi casa. Cuando finalmente llegue a trabajar en mi ciudad de residencia, la administración me obligará a seguir haciendo un número mínimo de horas de formación anuales. Todo esto lo tengo asumido, solo lo expongo para aquellos que no lo sepan.
Trabajo a 110 kilómetros de mi casa, de lunes a viernes no veo a mi familia, como un alto porcentaje de mis compañeros interinos. Muchos de ellos tienen hijos a los que solo pueden ver los fines de semana, actualmente mis dos compañeros de piso están en esta situación, y en los largos periodos vacacionales de los que disfrutamos, para muchos de los que despotrican será más que suficiente. No me quejo, solo expongo para quien no lo sepa y piense que nuestra vida es color de rosa.
Les hablaba en el párrafo anterior de mis compañeros de piso, así es, muchos de nosotros, la mayoría de los que no viajamos a diario, compartimos piso, como los estudiantes. Parece que algunos piensan que tenemos un chalé en propiedad en cada uno de nuestros destinos, ya que es bastante habitual que cada año tengamos un destino diferente. Además, en los últimos años, las administraciones están apostando cada vez más por contratar a los interinos a media jornada. Tengo alguna compañera que trabaja cuatro días semanales pagando desplazamientos y alojamiento en su lugar de trabajo tras haber sacado más de un 9 sobre 10 en la última oposición. Su sueldo, una vez descontados gastos le queda en aproximadamente 450 €. Calidad de vida.
Con respecto a la posible perdida de calidad en la enseñanza, puedo presumir, y no quiero con ello criticar a otros compañeros, de estar mejor formado en idiomas o TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) que muchos funcionarios de carrera ya veteranos. Simplemente porque soy más joven y maduré en una sociedad en la que los idiomas y las TICs ya eran algo importante y cotidiano. Sirvan estos dos campos como ejemplo de otros muchos en los que perderemos en calidad si se dejan de contratar interinos.
Soy maestro interino desde 2009 y todavía no entiendo la relación que tengo con bomberos, barrenderos, administrativos de hacienda, médicos, enfermeros, celadores, conserjes o militares. ¿Alguien me puede explicar la relación entre un fontanero y un carnicero de Alimerka? Si no me la pueden explicar ¿por qué meten a todos los trabajadores públicos en ese cajón desastre llamado funcionariado? Decir que todos los funcionarios son unos vagos es lo mismo que decir que todos los trabajadores por cuenta ajena de la empresa privada son "x". Habrá de todo, digo yo, como en todas partes.
Por otro lado ¿quién se acordaba de lo malos que eran los funcionarios en el año 2000? Cuando cualquiera ganaba 1800 o 2000 € al mes en la construcción sin saber hacer la o con un canuto nadie se preocupaba de los funcionarios. No les molestaba ni lo más mínimo que los funcionarios tuvieran su trabajo asegurado, "gano yo mucho más que ellos y sin preparar oposición" pensaban. Con respecto a lo del trabajo asegurado, y tras comentarlo con muchos compañeros interinos y definitivos, les puedo asegurar que si se hiciera una encuesta entre maestros y profesores interinos, en prácticas o de carrera, se sorprenderían del porcentaje de ellos que estaría de acuerdo con que se pudiera despedir a un funcionario si no hace su trabajo. Ahora también parece ser culpa nuestra que los funcionarios sean “intocables”.
Antes de finalizar quiero que quede claro que con todo esto no quiero quejarme, ni siquiera lo hice cuando me bajaron el sueldo. Tengo un trabajo que me encanta y que me permite tener una calidad de vida digna, simplemente digna, les aseguro que no me estoy haciendo rico con la educación y no conozco ningún compañero en ese caso. Lo único que me gustaría es conservar ese trabajo, que algunos políticos oportunistas no mientan y tergiversen datos para poner a la sociedad contra nuestra profesión y que la gente que habla lo haga con un mínimo conocimiento de causa.
Por último, uno de los argumentos más comunes que he visto durante estos días en prensa por parte de esos grandes pensadores que se dedican a escribir en los foros de discusión de las noticias, es que da igual tener 18 alumnos en el aula que 30. Muy común leer comentarios del tipo "pues cuando yo iba a la escuela éramos 35 por aula y salimos mucho mejor preparados que las generaciones actuales". Para estos últimos no tengo palabras ¿no son capaces de pensar siquiera en que la sociedad evoluciona? ¿en que a lo mejor nuestro modelo educativo es malo, no lo voy a negar, pero tal vez lo que haya que hacer sea cambiar de modelo no ponerle parches de papel? Esperemos que la viñeta ilustrativa les haga recapacitar sobre la diferencia entre educar en los 80 y educar hoy, sobre todo si son padres.