jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Hay que reformar el sistema educativo?

Ante una pregunta directa, una respuesta directa, no. En los últimos días han salido a la luz, como cada año, los datos sobre abandono escolar en España y este año nos hemos llevado las manos a la cabeza. ¿Por qué el año pasado o el anterior no lo hicimos tanto? Principalmente por dos motivos: la prensa no le dió tanta cobertura y los datos eran un poco mejores, pero solo un poco, no se crean. En los últimos veinte años, en España, siempre hemos estado rondando el 30% de fracaso escolar, la cifra mejoró especialmente en 2010 y 2011, cuando bajo incluso a un 26%. Pero este año ha vuelto a repuntar al 30% habitual. Un 25 o un 30 ¿qué quieren que les diga? para mi es la misma mala noticia. Los datos siguen siendo escandalosos y abrumadores. Pero analicemos el porqué de estos datos y sobre todo, quién tiene la culpa de ellos. La respuesta a esta incógnita también es sencilla: TODOS . La culpa no es de los padres, ni del alumnado, ni de los maestros, ni de los profesores, ni de la LOE, ni de la LOGSE, al menos nadie tiene una culpa exclusiva. La culpa, desde mi modesto punto de vista, es del sistema social que hemos creado. Los padres tienen su parte de culpa, claro está, por haber delegado por completo la educación de sus niños y niñas en la escuela, por entender la escuela como una mera guardería de vehículos en las que dejan a sus pequeños para poder ir a trabajar. Cuantas más horas pasen los niños en el cole mejor, 5 horas de clase, más una hora de comedor, más 2 horas de actividades extraexcolares; resultado perfecto, completamos la jornada laboral, y el niño también, además cuanto más tiempo pase en el colegio más aprenderá. Típico pensamiento español, cuanto más tiempo pase en el trabajo, más trabajaré... ya. Los maestros, esos seres que parecemos incapaces, en muchos casos, de hacer autoevaluación y autocrítica - nosotros hacemos todo lo posible, pero es que con los medios que nos dan... - Pues no, queridos compañeros, la educación no son solo medios, es saber, conocer y transmitir y está bien que con una pizarra digital se trabaja mejor, pero a veces no es imprescindible para realizar una buena labor, sobre todo cuando, como más de una vez he comprobado, tenemos medios pero no sabemos utilizarlos. Nosotros, los maestros, también tenemos nuestra parte de culpa por no rebelarnos ante un sistema que ha convertido los centros de saber en ludotecas, en guarderías en las que las AMPAS siempre tienen la razón y en las que cada vez pierde más peso la parte instructiva en favor de la parte lúdica. Conozco el medio, me muevo a diario en él, tengo compañeros y compañeros que en las reuniones con padres y madres se limitan a decir amén jesús a todo, rehuyendo por completo el enfrentamiento - no vaya a ser que me meta en un lío - y así nos luce luego el pelo. Pero lo más importante, nosotros no tenemos culpa de nada. Pues si que la tenemos, la nuestra, por humillarnos continuamente ante los inspectores que parece que se preocupan exclusivamente de la parte burocrática y prestan un apoyo nulo a la labor docente y a las preocupaciones del profesorado, por no realizar propuestas educativas a instancias superiores que puedan suponer cambios positivos, por creer que tenemos formación cuando no la tenemos, por pensar que simplemente con buena voluntad y corrientes educativas ultraprogresistas se educa mejor. Nos quejamos de perdida de autoridad, pero ¿qué queremos si no demostramos ninguna? Y sobre todo, muchos tenemos culpa de lo más grave, POLITIZAR LA EDUCACIÓN, enfrentando escuela pública y concertada y adoctrinando desde las aulas en uno u otro pensamiento político basándonos en la libertad de cátedra. En el fondo no queremos que el niño adquiera autonomía e iniciativa personal, pretendemos crear pequeños revolucionarios de nuestra propia causa.
Por otro lado están las leyes, esas penosas leyes educativas que cada partido hace y deshace para mantener contentos a sus votantes sin importarles lo más mínimo su efectividad. Cada 6 u 8 años cambio de modelo. ¿No sería más sencillo analizar que puntos pueden estar fallando de la ley y modificar solo esos puntos olvidándose del manual del partido? No, para eso hay que realizar un análisis y además igual dejamos algo de lo que hicieron los anteriores, y antes de asumir que el anterior partido en el gobierno hizo algo bien, lo mejor es cargárselo todo y empezar de cero. Muy bien, así tenemos a los docentes durante 2 años adaptándose a la nueva ley y cuando ya estén familiarizados con el producto se lo cambiamos por completo. Ahora preguntémonos ¿por qué no aplicamos alguno de los modelos escandinavos que tan buen resultado dan? Pues la respuesta es sencilla, porque ni padres, ni alumnos, ni maestros, ni centros, NI SOCIEDAD, tienen absolutamente nada que ver con Escandinavia. Porque nuestro modelo social es completamente diferente, porque somos latinos, pícaros y orgullosamente maleducados. Porque cambiar la ley educativa y optar por un modelo más nórdico no va a servir de nada si el modelo social es el mismo. Porque poniendo un motor Boeing y alas a mi viejo Seat Panda seguirá sin volar ya que al final de cuentas lo que tengo es un viejo Seat Panda.¿Qué hacemos entonces? Comprometernos, pero comprometernos todos para un cambio, familias y escuela principalmente pero también políticas y leyes educativas y sociales. Y tener muy claro que un 30% de abandono escolar no se resuelve con una reforma educativa y menos en un corto plazo de tiempo. Por todo esto y mucho más yo digo NO A LA LOMCE. Ahora ya pueden seguir hablando de la religión, del catalán y del ministro WERT.

1 comentario:

  1. Impresionante y certero análisis. Se puede decir más alto pero no más claro. BRAVO !!!

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