lunes, 11 de abril de 2011

Dos y dos son siempre cuatro

Los que me conocen un poco saben lo mucho que me gusta presumir de mis amigos y lo orgulloso que me siento de poder decir que lo son. Me gusta presumir de que son buenos, pocos y escogidos, como debe ser: los dos o tres de toda la vida, alguno más que se adquiere casi por casualidad y los que yo llamo "amigos Guadiana", esos que aparecen y desaparecen pero siempre están en el mapa. De estos amigos Guadiana yo tengo tres y de estos quiero hablar hoy.
Uno de ellos me comentó hace poco que no era necesario que utilizara mi blog solo para criticar lo mal que está el mundo, que también podía escribir sobre cosas que me gustaran. Pues sí, tienes razón, he decidido que a partir de ahora también hablaré de vez en cuando de cosas que me gustan y una de las cosas que me gustan es recordar los buenos momentos. Rememorar épocas en las que lo pasé bien, gente con la que lo pasé bien y enorgullecerme de que con el paso de los años esas épocas siguen candentes en mi memoria y esa gente sigue, más lejos o más cerca, a mi lado.
Este sábado fue un buen día y una mejor noche. Este sábado pude hacer aquello que me gusta y conseguí rodearme de casi todas las personas importantes que han sido o son parte importante de mi vida. Volví a tocar, me divertí y allí estaban mi hermano, mis amigos de siempre y mi Pi. Me fui a Gijón y allí estaba la otra parte, la parte “Guadiana” casi al completo. Me pareció regresar al 99, a cuando tocábamos en la Semana Negra o en Oviedo, "tocata e juerga". Diversión, confidencias, noche , amanecida y alcohol. Me asaltaron multitud de recuerdos. ¿Cómo empezaría todo? ¿por qué aquellas cuatro personas coincidieron en la misma mesa? y lo que es más chocante ¿por qué aquella mesa los seguiría uniendo diez o doce años después? Una vez oí comentar a alguien que es muy difícil saber por qué los amigos se hacen amigos, que simplemente surge. Será verdad, simplemente surge.
Hoy después de doce años, de idas y venidas, de encuentros y desencuentros; cambios de pensamientos y sentimientos; bodas, bautizos y en breve comuniones; de orquestas, trabajos varios, oposiciones, canas y arrugas. Después de todo esto ¿sabéis con qué me quedo? Con que dos y dos siempre son cuatro, con que la matemática no falla y siempre es así. Con que uno llama y el otro responde, porque siempre, absolutamente siempre, tengo algo que contaros y tenéis algo que contarme. Todo el mundo se encuentra alguna vez con gente con la que compartió algo de su vida y no son capaces de pasar del qué tal te va de rigor y poquito más. Estoy seguro que a todos nos ha pasado alguna vez. Con mis amigos Guadiana nunca me pasa esto, siempre sabemos que decirnos, que contarnos, aunque llevemos años sin vernos; y si en un momento dado se agota, con recurrir a las mil batallitas que corrimos juntos tenemos para muchas noches de conversación,risas y diversión. Por qué nunca se olvidan los grandes momentos vividos ni las personas con las que los viviste. Porque no fueron solo las juergas y las borracheras, fueron los sentimientos, las experiencias, las confidencias, los sinsabores olvidados y todas esas pequeñas cosas que se quedaron en nuestro pequeño mundo de cuatro. Por eso cuando pienso en Oviedo me vienen siempre a la memoría las mismas tres caras. Cuando me hablan de lagún "prao" resulta que allí estuve alguna vez con alguno de vosotros. Cuando toco, ahí están esas tres caras. Cuando me encuentro en mil situaciones cotidianas, cuando algún amigo te cuenta algún problemilla o te pide algún consejo, ahí vuelven a estar alguna de esas tres caras. Porque ese consejo ya lo diste o ya lo recibiste de tu pequeño mundo de cuatro. Y sobre todo, cuando me apetece, por el motivo que sea, ver alguna de esas tres caras solo tengo que descolgar el teléfono o mandar un correo. Porque no se porqué pero siempre me hacéis sentir bien, como te hacen sentir los buenos amigos y porque Mr. Wolf tiene razón y no todo va ser "rajar". Por todo ello, sereís Guadiana, pero ante todo sois amigos, y a los amigos siempre se les debe agradecer que lo sean. Gracias a los tres. Seguiremos siendo la prueba irrefutable de que dos y dos son cuatro.

A malonsm, Yo y Mr. Wolf. Ellos y algunos más lo entenderán. Gracias, que sea por muchos años, y si puede ser, por todos.

3 comentarios:

  1. Querido ignatius, a este paso vas a conseguir que deje de escribir "limones" y ponga de cuando en cuando alguna "mandarina dulzona" jejeje. Te sales una vez más.Lo de usar el término Guadiana, aun siendo muy explicativo de lo que se quiere expresar en este caso, a mi personalmente nunca me gustó, porque en el fondo esos amigos a los que te refieres nunca desaparecen, como bien dices, basta una llamada o un correo y ahí los tienes, donde, como y cuando necesites, porque precisamente por eso los llamas AMIGOS (con mayúsculas).

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  2. Yo ,por mi parte, seguire estando.

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  3. Cuando he leído tu entrada, me han venido mil imágenes a la cabeza, ha sido como ver una película... por qué? Sólo discrepo en una cosa: dos y dos no siempre suman cuatro... porque en esas tres caras hay mucho más, porque cuando los ves no sólo los ves a ellos, porque esta historia también es mía, y de aquel, y del otro...

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