sábado, 26 de febrero de 2011

Maduramos. Eso nos dicen.

Eramos jóvenes, una pareja bien avenida.¿Te acuerdas? qué bien lo pasábamos. Salíamos, nos divertíamos, íbamos de copas, cerrábamos los bares solo cuando sabíamos que las calles estaban puestas. La gente nos miraba y pensaba - míralos, como se lo pasan, como se divierten, quien pudiera estar así de bien aunque fuera por unos días - no hacíamos mal a nadie, simplemente lo pasábamos bien y eramos felices.
Luego te haces mayor, maduras, la cosa cambia. Decidimos dar el paso, nos casamos. Empiezan a cambiar las cosas, comienzan los consejos, las pullitas, esas pequeñas cosas a las que vas cediendo y finalmente se convierten en prohibiciones.
Recuerdo cuando empezaste con el tema nocturno. Que si no me apetece salir hasta tan tarde, que si es mejor aprovechar los días que las noches, que la noche es para dormir. Empezamos a salir menos Al final cedí. Seguimos saliendo, pero como mucho hasta cierta hora.
Me lo temía pero no hice caso, sabía que al tema nocturno se asociaría el alcohol. Que sí te pones muy pesado cuando bebes - normal, como casi no salgo me tomo una y me pongo como una moto - que si no te sienta bien, que si engorda y es malo para la salud, finalmente también me prohibiste beber.
Poco a poco me iba convirtiendo en aquello de lo que siempre renegué.
¿Te acuerdas cuando empezamos a salir? íbamos en mi coche de vacaciones, recorríamos España de campings, a veces ni siquiera nos hacían falta campings, dormíamos directamente en el coche. Ahora ir en coche es una tortura,según te subes te estresas y me estresas. Que si cuidado con este y con el otro, con esto y con aquello, que si vete más despacio que corres mucho. Joder, casi nos vale más ir andando que a la velocidad a la que me obligas a ir.
¿Te acuerdas lo bien que lo pasábamos? Eramos la envidia de todos.
Pero hay que cuidarse un poco. Así que empezaron las dietas. Que si comes demasiado de esto y muy poco de lo otro, que esto es bueno para la salud y esto otro no. Que tenemos que cuidarnos que luego llega una edad...
Y no te cuento cuando empezaste a meterte con el tabaco. Que en el coche me molesta mucho, que la casa huele mal, que las cortinas se quedan amarillas. Al final tuve que dejar de fumar porque en todos los sitios te molestaba.
Y hasta este punto llegamos. Finalmente nos hemos convertido en aquello que tanto criticamos. De ser la envidia de nuestro alrededor nos hemos convertido en ellos, dejando de de ser nosotros.
Sabes lo que te digo, que estoy harto, que como decían Siniestro Total, "...te quiero pero no aguanto más". Y ya ni siquiera puedo decir la primera frase del estribillo sin que me taches de machista y, si me descuido, maltratador.
Pues sí, estoy harto. Quiero que vuelva tu frescura, tu descaro y tu sana locura de antes. Quiero que te conviertas de nuevo en mi compañera y amiga y no en mi madre protectora, que ya soy mayorcito para decidir lo que quiero y ser consecuente con mis actos. Y si hago algo mal enséñame, edúcame, busquemos acuerdos que nos satisfagan a los dos. No te limites a prohibirme como si fuera un bebé incapaz de aprender.
Ya me he cansado y lo único que me apetecería es firmar los papeles del divorcio.
Pero ¿cómo puede uno divorciarse de su país?
Nos cerraron los bares a partir de cierta hora, nos prohibieron beber en la calle, cada vez tenemos que ir más despacio aunque nuestros coches sean más seguros, se preocupan de que todos nuestros alimentos pasen mil controles y sean mucho más sanos, aunque no sepan a nada, nos dicen que debemos y que no debemos comer y beber, nos prohibieron fumar, nos dicen como tenemos que hablar para no ser tachados de esto o de aquello. Siempre a golpe de prohibición, siempre a golpe de sanción. Porque es más fácil prohibir que enseñar. Porque es más práctico sancionar que educar. Fuimos el jovencito loco, pillo y simpático de Europa, todos querían venir aquí, aunque fuera unos días, porque aquí se vivía como en ningún otro lado. Para Europa venir a España era como irse con los colegas de fin de semana y hacer lo que te de la gana sin que tus padres te pudieran ver. Ahora hemos crecido, hemos madurado y nos hemos convertido en Europa, pero sin lo que ellos tienen. Somos, como dice un buen amigo, peor que una puta arrepentida, con todos mis respetos hacia las putas. Ya está, ya somos europeos, sin industria, sin poder adquisitivo y con 5 millones de parados. Con unos horarios de cierre en la hostelería, con la ley antitabaco más restrictiva y con la normativa circulatoria más prohibitiva de Europa. Ya está, somos Europeos, pero yo me pregunto ¿seguimos siendo españoles?.

1 comentario:

  1. Muy bueno el artículo. Te dejo elegir si quieres un comentario en clave de coña (a) o en serio (b).
    (a)Por supuesto que seguimos siendo españoles. Sólo tienes que ver los bares llenos y la gente o cagandose en algo o alguien, hablando de fútbol o comentando cualquier truco para saltarse alguna ley o norma legal.
    (b)Si seguir siendo españoles significa tener el nivel de vida medio en el país que teníamos antes de empezar todas esas prohibiciones, casi mejor no serlo no crees?
    En cuanto a la parte del artículo donde pides el divorcio de tu pareja jajajaja ... en esa euación te faltan aún los guajes ... casi nada jojojojojo

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